Qué vimos, qué vemos. Películas, directores, actores, temáticas que nos fueron convocando. A través de las reuniones hemos compartido, analizado, discutido, no solo desde el intelecto sino emocional y apasionadamente. Como parte de nuestra mirada de la vida. Y diviertiéndonos. Lo que nos queda por ver.
Cómo se ve el mundo desde la mirada infantil. O cómo ven los directores a los chicos. El intento por captar su mirada y su mundo. Por expresar su sentimiento de la vida. Y la mirada sobre los adultos.
La realidad capturada desde los chicos. Películas que son denuncias de la brutalidad, la rigidez, la destrucción, la injusticia, el odio… todo lo que no estamos haciendo bien. El sufrimiento que infligimos en los más vulnerables.
KAUWBOY, HOLANDESA
Me super gustó esta película, cuanta ternura, humanidad, calidez, sentimientos!!
La película relata un amor, el de un chico con un pájaro. La amistad, el cuidado, el afecto.
PELICULA COMPLETA HABLADA EN ESPAÑOL, EN YOUTUBE
Otras películas protagonizadas o basadas en relatos sobre chicos:
LA BICICLETA VERDE, de Arabia Saudita
EL ITALIANO, rusa
LA OTRA ORILLA, de Georgia
DEPRISA, DEPRISA, de Carlos Saura
UN NIÑO LLAMADO BAXTER, un clásico americano
CRONICA DE UN NIÑO SOLO, de Leonardo Favio
EL PEQUEÑO TALLARIN, israelí, contra leyes de deportación
ANTES DE LA LLUVIA, de Macedonia, contra los odios étnicos
Habla sobre la familia y los vínculos. Sobre la búsqueda y permanente lucha por el reconocimiento. Sobre cómo se constituye la identidad, cómo se procesa el pasado… a partir de la relación con el padre. La película está narrada siguiendo el punto de vista del hijo.
La figura fuerte, autoritaria, déspota, de un padre al que los hijos le dicen «juez» en lugar de «papá».
El personaje del hijo, un hábil abogado sin escrúpulos, que se dedica a defender lo indefendible a cambio de dinero y bienestar económico.
El padre es el juez en un pueblo del interior de EEUU, con fuertes valores éticos y que siempre ha buscado ser ejemplar, y ganarse el respeto de la gente.
El enfrentamiento entre esos dos caracteres iracundos, fogosos, imperativos, y dueños de la verdad. Sobreimpresos a los roles de padre e hijo, con sus complejidades, profundidades y siempre en pugna, constituye el nudo dramático de la película.
Un hijo que busca reconocimiento profesional por parte del padre, a quien admira, y un hombre vencido acercándose a la muerte. Robert Downey Jr. y Robert Duvall en sus mejores papeles.
Hanesu no Tsuki (2011) es el título original de esta lírica, elegíaca y potente película de la directora japonesa Naomi Kawase. Delilcadeza, sutileza a la hora de hablar de sentimientos. Ritmo, tono y cadencia de la cultura japonesa. Refleja la vida en una aldea de hoy en la región rural de Japón.
El título japonés que significa «luna en rojo», «Hanezu», es una palabra antigua derivada de Manyoshu, una colección de poesía del siglo octavo .
Hace mucho tiempo, la gente pensaba que las tres montañas Unebi, Miminashi y Kagu, estaban habitadas por dioses. Esas montañas todavía existen. En esa época, un poderoso hombre de negocios había comparado las montañas a una batalla que se libraba en su propio corazón. Las montañas eran una expresión del karma humano. El tiempo ha evolucionado al presente. Takumi y Kayoko, herederos de la esperanza perdida de sus abuelos, viven sus vidas.
Kawase eleva la tragedia de los amantes un mito primitivo y arquetípico. El color rojo del título expresa la vitalidad y la fragilidad de la vida. Los deseos, la obediencia al mandato de los padres, la frustración.
A través del amor de los jóvenes se establece un sentido de destino, de continuidad en la familia, la unión con los ancestros.
Las escenas iniciales y finales de los trabajos de excavacion de lo que fue el origen de Japón, sugiere que la ubicación de la película en la región de Nara, de la que es originaria Kawase, es la cuna de la raza japonesa y nacimiento de la nación.
Pero, hay que relegar a un segundo término el argumento propiamente dicho y acercarse a Hanezu como quien contempla una estampa japonesa donde la figura humana —diminuta— se pierde en una impresionante e inabarcable naturaleza. En momentos de gran peso dramático, la cámara de Kawase atiende no a los rostros de los personajes sino a fenómenos que remiten a las emociones de los personajes: el destello de una telaraña, el nido de unas golondrinas o el movimiento de una tela de seda al ser mecida por el viento.
Esos planos no deben leerse como decorativos, puestos con la intención de embellecer la historia, sino como parte un posicionamiento de Kawase: «el sufrimiento que padecen las personas en las sociedades modernas es la consecuencia de nuestra incapacidad de admitir que somos un elemento más en la naturaleza. Puede decirse que en mis películas el ser humano tiene un papel secundario porque doy a la naturaleza el papel protagónico».
Como definió Chris Marker (director de La Jetée), la sensibilidad japonesa consiste en extraer de la contemplación de las cosas más simples un consuelo melancólico, y en Hanezu Naomi Kawase vuelve la mirada a las flores, a las copas de los árboles, a un pájaro encerrado en una jaula, a unas manos sumergiéndose en un líquido rojo. Tal vez habría que acercarse a Hanezu con la mirada de un niño. Ya lo dijo Jean Renoir (director de El río): «los niños saben valorar qué es importante: que una hoja ha caído en un estanque, que ha nacido un ratón».
Naomi Kawase, una de las mejores directoras japonesas actuales, responsable de la espléndida “Shara” y ganadora del Gran Premio del Jurado en Cannes por «El bosque del luto».
Cast: Hako Oshima, Tohta Komizu, Tetsuya Akikawa, Akaji Maro Directora, guionista y directora de fotografía-editora: Naomi Kawase Basado en una historia de Masako Bando