Película de 1992 del afamado director chino Zhang Yimou, adaptación de una novela de Su Tong, de 1987. La película fue posteriormente adaptada a un ballet, dirigido por el mismo Zhang Yimou para el Ballet Nacional de China
Notable por su opulencia visual y el suntuoso empleo del color rojo, color de los faroles, con gran carga connotativa en el marco del relato.
La película se ubica en una zona rural de la China de los años 20, durante la era de los señores de la guerra, años antes de la guerra civil.La recreación de época es exuberante, impactante.
Parte de la crítica encontró en la película una alegoría velada de crítica al autoritarismo del Partido comunista gobernante en China.
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Una provincia china a comienzos del siglo XX. Una joven muy bella llega, por un camino montañoso y solitario, a una casa imponente. Fue comprada para ser la cuarta esposa del amo de la fortaleza. Debió abandonar la universidad al morir su padre. La madrastra le ofreció la disyuntiva de ser la esposa única de un pobre o ser una esposa más (en realidad una concubina) de un rico y ella eligió lo segundo.
El señor ni siquiera la eligió, su hombre de confianza se la compró a la madrastra.
Al ingresar a la casa del amo, las esposas-concubinas lo primero que pierden es su nombre. Desde el momento en que penetran al gineceo, se las reconoce por el número de llegada a la mansión: primera concubina, segunda, tercera, y así sucesivamente. La universitaria es la cuarta. Estas mujeres son despojadas de su identidad.
Tampoco se pronuncia el nombre el señor, y tampoco se lo muestra en la película. La presencia de su poder es lo que está presente y se siente a traves de los personajes y el relato. El señor, más que una persona es la representación del poder. Aunque también está expuesto al poder de los demás.
Las mujeres ya no son dueñas de sus vidas. Lo que se reafirma constantemente es su condición de concubinas (del latín concumbo: acostarse con alguien). Es decir, sometidas a la cama del dueño.
Las rivalidades que el amo siembra entre ellas no son aleatorias. Están al servicio del juego del poder. Las peleas divisorias internas engordan al poder hegemónico.
La actitud de la cuarta concubina que, por su condición de intelectual, parecería menos apta para la sumisión que el resto de las mujeres. Pero es tan apta como cualquiera para el odio, que deja caer sobre su pequeña sirvienta.
Cada concubina tiene sus propias dependencias edilicias. Un especie de casita dentro de la casa grande. Departamentos internos independientes compartiendo un patio común y sin cocina. Una especie de panóptico. Además, cada una tiene su propia sirvienta, independientemente de las sirvientas generales de la mansión. Las construcciones arquitectónicas forman parte de los dispositivos de poder y dan cuenta de ellos.
En todas sus películas el personaje femenino está potenciado.
Dice Yimou en una entrevista: «Históricamente, en la sociedad china la mujer siempre ha sido relegada, ha sufrido mucho más que el hombre, todo siempre le ha sido mucho más difícil en la vida. Pero de estas enormes dificultades, la mujer china ha sabido sacar una gran determinación que la han convertido en una fuerza social extraordinaria. Esto hace también de la mujer china un excelente material dramático para el cine, que yo he utilizado en todas mis películas.»
Zhang Yimou: Potencia de las imágenes y los colores
Yimou le concede a las imágenes y el colorido una importancia suprema, no sólo como elemento estético fascinante, sino como fachada de una interpretación más profunda. Esta elaboración cromática y estética hizo que su lenguaje cinematográfico se destacara y colocó el cine chino en el mapa internacional.
Con Sorgo Rojo, adaptación de la novela de Mo Yan (que ganaría el Premio Novel 2012) Zhang Yimou ganó en 1988 el Oso de Oro en el Festival de Berlín. Y así iniciaba su carrera en el cine internacional.
Semilla de crisantemo retoma la relación amo viejo-joven esposa, binomio que se convertirá en otra constante en el cine de Yimou.Semilla de crisantemo retoma la relación amo viejo-joven esposa, binomio que se convertirá en otra constante en el cine de Yimou. Ganó el Premio al Mejor Director en Cannes y el Hugo de Oro en Chicago, y fue nominada al Oscar como mejor película extranjera. Pero fue prohibida en China, aun cuando fue recibida calurosamente en los festivales internacionales.
En 1991 estrenaba Esposas y concubinas, por la que recibió el Premio León de Plata en el Festival de Venecia, y es considerada la película más perfecta del director.
Posteriormente abandonó los títulos de época. Yimou siguió recibiendo premios en los festivales internacionales: Qiu Ju, una mujer china recibió el León de Oro en Venecia. ¡Vivir! ganó el Gran Premio del Jurado en Cannes en 1994.
El cine de Yimou hoy
De sus últimas películas y del cambio en su cinematografía, explica Yimou:
«Tanto El camino a casa como mi película anterior, Ni uno menos, son películas de presupuesto mucho más bajo que el de mis films anteriores. Son películas hechas como una reacción contra las tendencias actuales del cine chino, como una reacción contra la lógica del mercado. Quería que fueran películas simples, inmediatas y ancladas en la realidad, que se conectaran de manera directa con los sentimientos y las emociones del espectador. Lo que quería mostrar era los pensamientos y los sueños de la gente común al fin de este siglo, en el que China está cambiando tan vertiginosamente. La presión del mercado es terrible. Queremos mantenernos fieles a nosotros mismos, ¿pero cómo, de qué manera? En los años 80, cuando empecé a hacer cine, nuestras películas encontraban su público de manera muy natural, pero ahora es mucho más difícil. Tenemos que preservar las mejores tradiciones del cine chino.»