BERLIN, GERMANY – FEBRUARY 09: Actresses Lea Seydoux, Diane Kruger and Virginie Ledoyen attend the «Les Adieux De La Reine» Photocall during day one of the 62nd Berlin International Film Festival at the Grand Hyatt on February 9, 2012 in Berlin, Germany. (Photo by Pascal Le Segretain/Getty Images)
El cine histórico pretende narrar hechos «verdaderos», pero al dar su visión sobre determinado material, el arte, la literatura o el cine, los utiliza y opera con ellos la estilización, los ficcionaliza con un carácter lúdico, les otorga belleza o fealdad a su antojo.
La pelicula, de 2013, se basa en la novela de Chantal Thomas, estudiosa de los siglos XVII y XVIII, narra los tres últimos días de la reina Maria Antonieta en Versailles.
La narración se concentra en tres jornadas, en que con el levantamiento de la población de Paris y la toma de la Bastilla, quedará sellado el destino de la nobleza francesa.
Se inicia el 14 de julio de 1789, los días previos a que se desencadene la Revolución Francesa. París vive sus días más tumultuosos y las calles están llenas de agitación. «El pueblo es un material inflamable», dice Moreau el viejo bibliotecario. Sin embargo, la corte de Versalles continúa ajena a todo, suspendida en sus ritos habituales.
Lo que la película muestra son los ecos, los rumores, que llegan como en sordina a Versalles. Y aquí es donde Jacquot juega con el intertexto que representa la Historia, ya que el espectador conoce los hechos y como se desarrollaran a partir de allí, lo que permite crear un suspense, una expectativa y un clima dramático.
Se respira una inquietud creciente por los dramáticos acontecimientos, por lo que cada cual prepara su retirada. Sólo Sidonie permanece firme en su universo, en su lealtad a la reina, incrédula ante las habladurías y confusa en la zozobra de la tragedia.
El relato no necesita presentar el contexto, ya que éste está presente en el imaginario del público. Esta es una característica del cine que utiliza elementos históricos: asistimos a hechos que conocemos pero bajo una nueva luz, una perspectiva original, una interpretación particular.
Este es el desafío del cine que remite a lo histórico: nos vuelve a contar algo ya conocido, lo cual puede representar una riqueza y una dificultad a la vez. Abre un diálogo con imagenes ya presentes, y en este sentido le quita novedad al relato, y la ficción debe aportar nuevos elementos que lo hagan original, que trasciendan el discurso histórico.
Adios a la reina presenta la caída desde el poder y el lujo más absolutos. Es una mostración del sentido de pérdida, que como decia Aristoteles, se acrecienta cuando el rango social del personaje es superior, y por eso la tragedia debia tratar sobre reyes o soberanos.
El punto de vista desde el que se relata es el de una doncella, Sidone Laborde, plebeya, cuya función es ser lectora de la reina, hermoso personaje interpretado por Léa Sidoux, actriz que conocimos por La vida de Adelle.
Este personaje está marcado por la devoción, la fascinación y el amor a la reina, interpretada por la hermosa Diane Kruger. A tal punto que servirla es lo que da sentido a su propia vida (de ella no sabemos nada de su vida previa o fuera de la corte).Y tanto es así que la narración coloca a Sidone Laborde en un punto en que estará dispuesta a dar su vida por la reina.
A Jacquot sólo le interesa la mirada inocente de una muchacha plebeya, huérfana y solitaria, que necesita creer y querer a alguien, que no está dispuesta a que le derriben su castillo de fantasía.
El eje de la historia es su candor juvenil y su voluntad de estar cerca de su reina, su desconcierto permanente y su sacrificio incondicionado. Realmente no conocemos sus sentimientos hacia María Antonieta ni la razón de ese conato pasional con el barquero, porque es un personaje silencioso y misterioso: nadie conoce su origen ni sus anhelos, y puede pasar por persona cultivada e incluso por noble. Su mirada es siempre ingenua y determinada, discreta y tierna, personal y anónima. Su humanidad y autenticidad contrasta con el ambiente acartonado, interesado de la corte.
Junto a ella, el director coloca al viejo bibliotecario, basado en el personaje real del bibliotecario de la reina, Jacobo Nicolás Moreau, para que la guie, con una mirada sabia y justa.
Benoit Jacquot en la película nos muestra con exquisitez la corte desde adentro, la suntuosidad y opulencia, pero tambien los detalles, las relaciones, y contradicciones de la vida cortesana.
El palacio con sus gigantescos y esplendorosos salores dorados, pero también los sectores donde viven los sirvientes, con sus paredes derruidas, ratas y alimañas. Y en este aspecto resulta original la mirada al Versalles de Adiós a la reina.
Maria Antonieta no era, según la historiadora, la mujer despotica cuya imagen quedó fijada en la cultura popular, sino una mujer sensible que es mostrada en su sufrimiento.
El cine y la literatura han sido prolíferos en imágenes de la Revolución Francesa. La de Benoit Jacquot es una mirada personal, particular, que se independiza de los acontecimientos, como si fueran una excusa. Y juega con ellos, dado que como es propio del cine historico, estos estan en el imaginario de los espectadores.
El relato es fuerte en sí mismo. Se subjetiviza, seguimos a Sidone, nos compenetramos con su mirada, que es una mirada involucrada, sensibilizada con pasión.
Es original la perspectiva desde la que se narra, la de la lectora de la reina, y también el contenido de esa narración, que es lo vivido y lo que ella observa y siente. Es la vida de la joven lectora y la vida de la reina.
En la ficcionalización del personaje de María Antonieta aparece un elemento que, más allá de si se corresponde o no con el registro histórico, ofrece nuevos matices sobre la reina, poco o nada conocidos por el espectador.
La visión de un personaje poderoso que sin embargo no tiene poder sobre el ser amado, que siendo subordinado, como lo es la duquesa Gabrielle de Polignac (representada por la bellísima Virginie Ledoyen) en la relación amorosa adquiere el poder o dominio que le otorga el amor.
Reproducimos una carta de la reina a la duquesa:
Agosto 23, 1789, ellos me aseguran que esta carta te llegara. Así que puedo decirte, mi querida que te amo con ternura. Mi salud se mantiene, pero mi alma se siente abrumada por el dolor, tristezas y preocupaciones. Cada día oímos acerca de las nuevas desgracias, y la mayor de todas para mi es que me separen de ti. Ya veo me encuentro sin ojos, corazón que no me oye… por lo menos me pone feliz saber que estas bien!. No se cuanto tiempo mi carta se tardara en llegar. Adiós, mi querido corazón, solo la muerte me puede dejar de amarte. Te amo con toda mi alma.
Jacquot analiza y reflexiona una vez más sobre el amor y el poder. Sobre las relaciones amorosas desiguales. Sobre la angustia del amor y la pérdida.
Estas son las temáticas que le interesan a Benoit Jacquot. En películas anteriores, también adapta textos literarios, y con recurrencia eligió a Isabelle Huppert (La escuela de la carne, basada en un texto de Mishima, o Villa Amalia, que adapta la novela de Pascal Quignard).
En 2015 volvio a la misma época de Adiós a la reina con la adaptación de la novela de Mirabeau Journal d’une femme de chambre (Diario de una camarera), protagonizada también por Léa Sidoux.
No es cine histórico convencional, no es la verdad histórica lo que se prioriza. El escenario histórico funciona como marco o fondo, que le otorga al relato el suspenso y la dramaticidad de los hechos conocidos ampliamente por el público, sin necesidad de relatarlos. La catástrofe que se aproxima, la atmósfera de pánico, el fin de la vida cortesana y el revuelo que se vive en el palacio, corren paralelamente a los devaneos amorosos y la inminencia de la separación.
Lejos de la perspectiva objetiva histórica, en la que lo importante son los acontecimientos, y se intenta dar una visión despersonalizada, aquí el relato se despliega en el plano de las subjetividades. De Sidone, de la reina. Los escarceos sentimentales, las pasiones, los temores, la desesperación, fidelidades e infidelidades, diferentes actitudes y sentimientos respecto de la reina, y de la caída y el peligro.
La ambientación y la recreación de la arquitectura, la ornamentación, el vestuario, los peinados son fabulosos.
Es de destacar el trabajo de iluminación y fotografía, como en la escena de la noche en el pasillo, iluminado por las velas.
Benoit Jacquot nos introduce en la fastuosidad del Versalles real, ya que tuvo el privilegio, como muy pocos cineastas, de rodar en esa locación. Obtuvo la autorización para filmar los lunes y por las noches, que es cuando está cerrado al público. Y según el director, filmar en el escenario real fue fundamental para su película.
Lejos de la imagen de Versalles grandiosa, Adiós a la reina muestra el contraste en un palacio que junto a los fastuosos salones, se pudre y gangrena por la ruina, presentando una imagen que es el reflejo interior de la degradación exterior de ese reinado y esa corte.
Entre los antecedentes en el cine en la recreacion de la vida de la reina, se destaca la película de Sofía Coppola, en la que Kirsten Dunst desempeña el papel de la joven reina (2006).
BERLIN, GERMANY – FEBRUARY 09: Actresses Lea Seydoux (R) and Diane Kruger attend the «Les Adieux De La Reine» Photocall during day one of the 62nd Berlin International Film Festival at the Grand Hyatt on February 9, 2012 in Berlin, Germany. (Photo by Sean Gallup/Getty Images)