Kaos: los Taviani filman Sicilia con sello Pirandello

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Los hermanos Taviani, lo mejor del cine italiano

La dupla compuesta por los hermanos Paolo y Vittorio Taviani posee un lenguaje y un mundo propio, una poética personal.

Kaos (1984) es una expresión bella y moderna de cómo acercarse a textos clásicos de autores del pasado.

Aquí el autor elegido es Pirandello, y el punto de vista lo expone uno de los personajes, una madre a su hijo, que es el propio Pirandello:

«Intenta mirar las cosas con los ojos de quien ya no las ve. Te causará dolor, pero este dolor te las hará más sagradas y más bellas».

La película se abre con una frase del autor siciliano Luigi Pirandello:

«Yo soy hijo del Caos, y no alegóricamente, sino literalmente, porque he nacido en nuestro campo, que tiene cerca un intrincado bosque, denominado Cávusu por los habitantes de Girgenti, deformación en dialecto del genuino y antiguo vocablo griego Kaos«.

La zona llamada Caos o Kaos, en Agrigento donde se encuentra la casa natal del autor, hoy convertida en museo, con vista al mar, y que servirá de escenario al quinto episodio, que representa la vuelta de Pirandello a esa casa.

LUIGI PIRANDELLO:  (Agrigento 1867 – Roma 1936) Dramaturgo, novelista y escritor de relatos cortos, ganador en 1934 del Premio Nobel de Literatura.

Estaba convencido de que en la vida nada se concluye, ya que no se puede encontrar ninguna verdad absoluta y todo depende del punto de vista y el momento desde donde se mire. Su obra más conocida refleja su filosofía: «Seis personajes en busca de autor».

El recuerdo

Kaos consta de cuatro episodios y un epílogo. Cada uno de ellos tiene una tonalidad propia, sin que eso prive de homogeneidad al filme.

Primer cuento: EL OTRO HIJO

Es el más trágico, narra la desesperación de una madre cuyos hijos emigraron a América 14 años antes y de los que no tiene noticias.

Muestra a través de imágenes de una fuerza sin igual, la aridez de la tierra, la pobreza, la ignorancia y el atraso, y sobre todo la soledad, el dolor y la desesperación de la separación entre los que se quedan y los que emigran a América.

Filmado en los escenarios sicilianos reales que cobran gran potencia cinematográfica visual y expresan la brutalidad de los hechos que narra y del pasado de la región en los que están ambientados, entre ellos el pasado garibaldino y mafioso.

Pero los Taviani no se quedan en los hechos o el paisaje, lo que prima en toda su filmografía es el paisaje humano: sentimientos, odio, culpa, recuerdos, fuerza humanas que batallan contra la naturaleza y el destino.

Segundo cuento: MAL DE LUNA

Es una muy peculiar versión de la leyenda del hombre-lobo, en la que éste es curado por el amor.

Es la historia de Batá y su mujer Sidora, que viven aislados, lejos del pueblo, y el vigésimo día de esposarse, en la noche de luna llena, Batá sufre la transformación.

El dolor y la impotencia que sufre el personaje, la hermosa esena en la plaza del pueblo en la que confiesa y relata cómo fue hechizado por la luna, nos muestran como tanto Pirandello como los Taviani logran humanizar una antigua leyenda, una superstición viva en la cultura siciliana.

Se destaca en este cuento la ironía, la inocencia de Batá, reflejada en su relación con la burra Tita, la estética escena de los pescadores en el mar, y finalmente el contenido moral con que se resuelve.

Tercer cuento: EL CANTARO

El más farsesco, es una fábula en la que se enfrentan el poder de los terratenientes y la sabiduría popular.

Muestra la actividad productiva característica de Sicilia, el cultivo de olivos, tal como funcionaba en las viejas haciendas. Tal como lo vimos en Lazzaro felice el relato habla de la explotación del terrateniente y el miedo de los campesinos.

La escena nocturna de la danza y el canto siciliano es uno de los pasajes inolvidables de la película.

Cuarto cuento: REQUIEM

Cuenta el enfrentamiento entre las razones legales de la autoridad y los derechos religiosos de la colectividad.

Los campesinos de un pueblo alejado bajan a la ciudad a reclamar por un cementerio, ya que deben caminar un día y una noche para llegar. Un párroco los apoya en su enfrentamiento con el Barón, el noble dueño de las tierras.

Se muestra por primera vez en la película un palacio de la ciudad, la vivienda rica por dentro.

La negación del permiso de construir un cementerio, como el Barón lo dice, es el arraigo a la tierra a través de los muertos, es decir que se trata de la pelea por la tierra.

Coloquio con la madre – Epílogo del film Kaos

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Rodado entre Lipari, una de las islas eolias, y la isla de Salina, el último episodio del film Kaos, Coloquio con la madre, ficcionaliza al escritor, Pirandello, ya viejo, que vuelve a Sicilia, en conversación con el fantasma de su madre sobre una historia que hubiese querido, pero que no pudo, escribir porque le faltaban las palabras.

Este quinto relato del film es imaginado por los propios directores, los hermanos Taviani, pero inspirado en las novelas Un día (Coloquio con la madre) y Coloquio con los personajes (segunda parte) de Pirandello.

El epílogo sirve para unificar los cuatro relatos de la mano del propio Pirandello y proponer o, mejor dicho, hacer explícita la significación de esta lectura del pasado.

Titulado Coloquio con la madre, es una delicada y estremecedora caricia autobiográfica del escritor, y es el momento culminante de Kaos: viejo y cansado, el propio Pirandello (interpretado por Omero Antonutti, de notable parecido físico) regresa a su casa natal, en Agrigento, acudiendo al llamado de su madre muerta, respondiendo a la convocatoria de “sombras de sombras”, como él mismo enuncia.

 Allí pondrá orden en el caos de unas imágenes que lo persiguen en el recuerdo y reconstruirá –un cuento dentro de otro cuento, un sueño dentro de otro sueño– una vieja historia que solía contarle su madre, que en la plasmación visual de los Taviani alcanza una dimensión sobrecogedora, de ecos viscontianos.

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Reconstrucción histórica y universo mágico se dan la mano en Kaos, en sus historias de campesinos sicilianos.

En Kaos todo es misterioso, nocturno, “lunar”. O como quería el propio Pirandello, el cine “removiendo el subconsciente que está en todos, imágenes impensadas, que pueden ser terribles como en las pesadillas, misteriosas y mudables como en los sueños…”

Los Taviani recrean cinco bellos relatos sicilianos de Luigi Pirandello, tomados de  tomados de su libro «Novelle per un anno» (1922/1937).

No es nada fácil traducir a buen cine la poderosa literatura mágica pirandelliana. Jugar con el revés de las palabras está muy lejos de ser un mecanismo similar a jugar con el revés de las imágenes.

Es un ambicioso intento: en el interior de cinco relatos literarios en forma de mito, brumosos y dominados por el juego de lo indirecto, los hermanos Paolo y Vittorio Taviani se mueven detrás de una cámara que sólo capturan composiciones pictóricas muy bellas y poéticas.

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Los relatos están unidos por el regreso en carruaje de un hombre vestido de punta en blanco –alter ego del escritor- al sur rocoso y rural de Italia.

Una voz off, la de aquel hombre hablaba de la infancia que había pasado en ese lugar que lo vio nacer, en el que ya no viviría jamás, es el testigo o el representante extramuros de una cultura que fue la suya.

Cada vez que aparece entre relato y relato, un pájaro negro surca el cielo, y la mirada del espectador es llevada por la cámara desde la del hombre elevando la vista para ubicar la fuente del graznido hasta el ave en vuelo planeando sobre los pastos y las piedras.

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No deja de ser significativo que en Kaos los hermanos Taviani hubieran elegido deliberadamente aquellos cuentos de Pirandello vinculados a las más antiguas leyendas y tradiciones del campesinado siciliano, mucho menos conocidos que sus relatos más intelectuales y cosmopolitas.

Por un lado, eran aquellos que más podían ajustarse a su propia concepción humanista del cine, a la manera en que lo habían entendido antes en Padre padrone (1976) y La noche de San Lorenzo (1982).

Por otro, Kaos no sólo les permitía hundirse en las raíces más profundas de Pirandello, en la patria de su infancia, sino que les abría las puertas al abismo original de la palabra, a un estado primitivo del universo, representado por una región bárbara y brutal, Sicilia, donde la realidad constantemente se confunde con la leyenda popular y con el mito. (Por algo Sicilia constituye el lugar más rico en vestigios de la cultura griega antigua fuera de Grecia.)

Pirandello representa y busca representar en su obra la sicilianidad. Como más tarde lo hace Sciascia.

Dice Leonardo Sciascia:

«Los sicilianos -dirá Pirandello al hablar de Verga- tienen casi todos un miedo instintivo a la vida, por el cual se encierran en sí, apartados, contentos con poco, con tal de que les dé seguridad. Advierten con desconfianza el contraste entre su ánimo cerrado y la naturaleza que los rodea, abierta, clara de sol, y se encierran aún más en sí, porque de esa apertura, que por todas partes es el mar que los aísla, es decir los margina y los deja solos, desconfían, y cada cual es y se vuelve isla, y él solo goza -aunque, apenas, si la tiene- su propia alegría; solo, taciturno, sin buscar consuelos, sufre su dolor, a menudo desesperado. Pero están los que se evaden…» Es, también este pasaje una definición, un «retrato»; que halla su más auténtica, vasta y dramática articulación en toda la obra de Pirandello. (…) esta dualidad contrastante, entre la naturaleza abierta y el hombre desconfiado y encerrado en sí, se debe a que los sicilianos no desconfían del mar que los aísla, los margina y los deja solos sino del mar que trajo a sus playas a los invasores» «Es el miedo histórico, convertido en miedo existencial.» [Sucesos de historia literaria y civil, pp. 15/16]

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Con lo más profundo de la tierra y del alma sicilianas, de la Sicilia más ancestral. primitiva, campesina y pobre, de la Sicilia retratada por Pirandello, Paolo y Vittorio Taviana trazan uno de los más hermosos pasajes de cine.

Cine poético, cine de compromiso social, de belleza y profundidad emocional y expresiva, el lenguaje cinematográfico de estos directores se centra en este humanismo,en este cine que busca mostrar lo más humano en lo más crudo, pobre, o primitivo del ser humano.

Herederos del neorrealismo, trazan el homenaje más hermoso a Sicilia a través de los textos pirandelleanos, elaborados y remozados con imaginación.

Kaos es un ejemplo de estilización cinematográfica, de síntesis interpretativa a partir de la ficción literaria.

Constituye un clásico del cine de arte o de autor, en el sentido en que vence el paso del tiempo, nos sigue hablando y produciendo empatía más allá de las diferencias geográficas o temporales por su textura artística, de puro cine.

Kaos me conmueve cada vez que vuelvo a verla. Siento agradecimiento a esta dupla de directores tan simpáticos, vistosos, creativos, fabulosos!!!!

La vuelta de Pirandello a su casa natal, llamado por la madre muerta. Diálogo

Coreografía nocturna canción del folklore siciliano

EL EXTRANJERO: Visconti filma Camus

Escena final: Monólogo de Meaursault interpretado por Marcello Mastroianni
Albert Camus: El escritor de origen argelino, emigrado a Francia, formó parte del grupo de intelectuales de la revista Los tiempos Modernos, junto con Jean Paul Sartre y Simone de Beavoir

Tras la Segunda Guerra Mundial, con la industria alemana debilitada, Francia continuó dominando el mercado mundial del cine artístico en las décadas de los años 1950 y 1960, e Italia, perdedora en la guerra produce películas de bajo presupuesto, nivel artístico y expresivo, apegadas a la realidad más cruda, son los neorealistas, y Visconti comienza a producir en este contexto. Visconti se traslada a París en los años 40 y trabaja con Jean Renoir. Filma Obsesión en 1943, La tierra tiembla en 1948. Rocco y sus hermanos (1960), El gatopardo (1963), y después de El extranjero, de 1967, le seguirían La caída de los dioses, Muerte en Venecia y la última,antes de su muerte en 1976, Retrato de familia.

1967. Son los años de plenitud y apogeo de la Nouvelle Vague en Francia, y del último neorrealismo en Italia.

A pesar de las grandes diferencias que a veces había entre ellos, lo que unió a todos fue la reivindicación del cine como lenguaje autónomo y el anteponer siempre la libertad creadora a toda exigencia comercial.

Luchino Visconti (1906-1976) pertenecía a una familia aristocrática de Lombardía por línea paterna, y a la poderosa industria milanesa por su madre.

Desde muy joven se vinculó al teatro de la Scala de Milán, siendo la ópera una de sus pasiones.

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EL EXTRANJERO

En 1942 aparece El extranjero, una novela filosófica de Albert Camus. En 1967 se exhibe su adaptación cinematográfica bajo la realización de Luchino Visconti. 

Hoy ha muerto mamá. O quizás ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias. Pero no quiere decir nada. Quizás haya sido ayer. Son las primeras líneas de la novela El extranjero de Albert Camus, y de la película de Luchino Visconti.

La perturbación permanente en la esencia misma de la memoria está ya en esta primera escena que abre la película.

Con tan pocas palabras se comienza a ingresar en el dominio de una tragedia calcinada por el sol, la playa, la arena y el calor.

Simbología de la ansiedad, el nihilismo y la desesperanza de un tiempo muerto, estático.

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La ambigüedad de la conducta de Mersault, interpretado por un genial Marcello Mastroianni, al recibir el cable que le anuncia la muerte de su madre en un asilo, es la condición de un debilitamiento de la voluntad, es lo que va a perderlo casi en mayor medida que su crimen.

El es un extranjero ante la vida y sus sentimientos; sus reacciones son forzosamente las de un extranjero.

Es un hombre inocente, vive por y para los sentidos, como un verdadero niño.

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Cuando estaba en la celda así pensaba de las mujeres: Estaba atormentado por el deseo de una mujer. Era natural: yo era joven. No pensaba nunca en María particularmente. Pero pensaba de tal manera en una mujer, en las mujeres, en todas las que había conocido, en todas las circunstancias en las que las había amado, que la celda se llenaba de todos sus rostros y se poblaba con mis deseos.

Bajo el imperio de la cotidianidad, en el aquí y el ahora, su existencia carece de objetivos, es el fin en sí mismo. Es el testigo de las almas roídas por la desesperación de ese momento del siglo XX. Es el momento existencialista. La filosofía que marcó a una generación de jóvenes en la post guerra.

En El extranjero de Luchino Visconti, Mersault toma por primera vez conciencia  del castigo.

Se le condena a morir decapitado. Lo contrario del suicidio, es el condenado a muerte. Los hombres tienen la ilusión de ser libres. Los condenados a muerte no tienen esta ilusión. Entonces y sólo entonces, Mersault se instala completamente en el sin sentido y en su situación límite: la del condenado a muerte. Es así y nada más, como diría Jean Paul Sartre.

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El extranjero de Luchino Visconti, más que una película, más que una estructura estética que involucra la imagen con el eterno padecer del género del neorrealismo italiano, es el interés centrado en la poderosa expresión de la angustia, esa enfermedad mortal que llamaba Kierkegaard, en la más acertada acepción heideggeriana, lleva a su más frenético extremo.

El personaje de la película deja en el ambiente la asfixiante sensación de un vacío inmenso.

Dostoievski era el maestro indudable de Camus. También Nietzsche y Kierkegaard, fueron quienes en mayor grado sembraron en Camus las dudas que como escritor y como hombre lo acosarían.

Y Visconti, un artista atormentado, lo expresa en el cine.

Así, el director italiano y el escritor francés atraviesan las paredes de la piel, de la historia y la carne de aquel hombre tratando de ver si encuentran algo adentro, pues los muros de su celda -la cárcel de su cuerpo- no les revelan nada y a éste le da lo mismo vivir que morir.

La historia roza el fatalismo y el absurdo y es cerca del final cuando más se descubre el existencialismo de su autor. Sin este giro, el resto de la película no tendría fuerza.

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Me quedo con la imagen del personaje que mira la vida desde el balcón de su casa, fumando, mirando y pensando : «Parecían apurados«, piensa. Mira pasar a la gente, mira la vida, el pasar del tiempo, el mundo. Como si mirara desde afuera. Como si él mismo no formara parte de ese mundo.

La vida apacible de Argel. Los tiempos lentos bajo el sol calcinante. La reacción y el desprecio frente a las pasiones. El canto de las mezquita de fondo en la noche. La vida monótona y repetitiva. La vida cotidiana, de todos los días. Los personajes, vecinos, compañeros.

Y el constante fluir de las reflexiones, observaciones, pensamientos de Merseault y la mirada de Visconti de la Argel de los años 60.

La carencia de sentimiento frente a la muerte de su madre. La vida continua igual, nada cambia, piensa Merseault.

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Al  relatar el asesinato: “…me sacudí el pelo y el sudor de la cara y en ese momento me di cuenta de que había roto la tranquilidad de la tarde y el relajante silencio de la soledad de la playa…”. Acto seguido, le dispara cuatro veces más: “…como cuatro golpes a la puerta de mi destino…”.

La segunda mitad de la película transitará en la discusión entre el fiscal, su defensor y el juez acerca de las actitudes frías y distantes de Meursault. ¿Había alguien allí adentro, en el interior de su cuerpo? Su actitud resultaba incomprensible. Los diversos aspectos de su vida -de los que habíamos sido testigos en la primera mitad del filme- son rescatados por el fiscal.

Matando al árabe (Killing an arab), canción del grupo THE CURE, basada en la escena de EL EXTRANJERO

La letra de la canción “Matando al árabe” del grupo británico The Cure plantea la equivalencia en la escena de la playa entre quedarse y matar al árabe o simplemente irse: esa equivalencia acaba con las escalas de valores: “Estoy vivo. Estoy muerto: soy el extranjero matando a un árabe. Puedo girar e irme o disparar el arma… lo que sea que elija vale lo mismo: absolutamente nada…”.

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Camus escribió su novela en el contexto de la filosofia del absurdo.

El protagonista jamás se manifestará contra su ajusticiamiento ni mostrará sentimiento alguno de injusticia, arrepentimiento o lástima. Solo pasividad, indiferencia, escepticismo, un sentido apático de la existencia, de los valores morales y aun de la propia muerte, imposibilidad de sentimientos y lazos afectivos con los otros, de espiritualidad o sentido trascendente de la vida.

Su única frase de defensa: «fue por culpa del sol«.

En el diálogo del condenado a muerte con el cura, insiste en la negación de Dios.

El monólogo final:

«Era como si mi gran ráfaga de ira me hubiera limpiado, purgado de esperanza, y mirando al cielo de la noche por primera vez abrí mi corazón a la dulce indiferencia del universo, y sentí que era como yo mismo, casi como un hermano. Y me di cuenta que había sido feliz, y que yo todavía era feliz.»

«Para que todos estemos completo, para que yo me sienta menos solo, solo deseo que haya una gran multitud de espectadores en mi ejecución y que me saluden con gritos de desprecio.»

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 La novela seduce por la construcción de un cauce verbal inigualable, insondable, por el que el novelista desliza fatalmente a su antihéroe; la identificación sutil entre el autor y el narrador en primera persona es la esencia del libro, y por ello, aun siendo los hechos y las figuraciones las mismas en el papel y en la pantalla, la obra de Visconti pierde en parte la resonancia de Mersault, ese “hombre sin cualidades” que el propio Camus definió como un “extranjero a la sociedad en que vive”, errando marginalmente por “los suburbios de la vida privada, solitaria, sensual”.