Esta película de 1990, producida por los directores Lucas y Spielberg, presenta ocho sueños que el director japones tuvo a lo largo de su vida.
El conjunto de los relatos conforman un todo de gran belleza. Están filmados con el perfeccionamiento estético que caracteriza a Kurosawa: suavidad en el estilo, la magia y la profundidad de sus mensajes, explosión de colores, pensamientos filosóficos, cuestionamientos existenciales, historias y situaciones en los que la fantasía y la realidad se entretejen.
Si hay un tema central que une a los ocho sueños, es la maravilla de nuestro planeta y de la vida humana, y la necesidad de cuidar y protegerlos.
Las preocupaciones que siguieron a Kurosawa a lo largo de toda su vida están presentes. Los primeros son sueños de su niñez, inocentes pero poderosos y universales, y están filmados con una magnificencia sorprendente; hay también hay pesadillas y un sueño final lleno de esperanza y de reflexión ecológica.
Kurosawa dice que se trata de sueños que alguna vez soñó. Y los reconstruye a partir de escritos autobiográficos y de su exhuberante imaginación.
Kurosawa apela a modelos del arte y la cultura japonesa, como el teatro Noh.
Esta forma artística forma parte del acervo legendario japonés. El Nōh es único por su lentitud, su gracia austera y por el uso distintivo de máscaras, y representa un rasgo específico de la cultura japonesa, que consiste en encontrar la belleza en la sutileza y formalidad.
Las fuentes originarias del Noh se remontan al siglo XIV, en que se practicaba en Japón toda la gama de artes del espectáculo, procedentes de China.
En esa misma época las tradiciones y los ritos campesinos ejecutaban un conjunto de bailes y rituales destinados a asegurar buenas cosechas y apaciguar a los malos espíritus, principalmente en los períodos de las cosechas de arroz, a la par de las prácticas adivinatorias del budismo.
El Noh es una de las artes tradicionales más establecidas y mejor reconocidas. Fue la primera forma de arte dramático en inscribirse, en 2001, en la lista representativa del patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco.
El teatro Noh implica la confrontación de dos personajes: un personaje principal (shi-te) que narra el mito o la historia sobre los que se basa la obra. Y un personaje secundario (waki) que hace preguntas para elucidar el sentido de la historia.
Este personaje es reconocible en algunos de los sueños por el sombrero que usa, que es igual al que usa Kurosawa cuando filma. Por lo que puede suponerse que este caracter secundario podría ser el director mismo.
PRIMER SUEÑO: LA LUZ DEL SOL A TRAVÉS DE LA LLUVIA
Este primer sueño es un viaje a un mundo onírico y fantástico. Es una explosión sorprendente de imágenes visuales. Y bajo el formato de un cuento infantil nos transmite lo más vivo y profundo del arte japonés.
Un niño desobedece a su madre y se adentra en el bosque para hacer algo prohibido: espiar la mágica boda de unos zorros, algo que sólo ocurre, según la leyenda, cuando el sol brilla a través de la lluvia. Al transgredir la regla y ser descubierto por los zorros, éstos condenan al niño a tener que suicidarse. Y si quiere ser perdonado su madre le dice que tiene que ir a buscarlos debajo del arcoíris, donde viven. Asi tiene lugar una de las escenas más deslumbrantes en la historia del cine. Es un cuadro de belleza explosiva, que simboliza el camino del futuro artista.
El que explora el mundo es Kurosawa niño, y el mundo es la naturaleza y los misterios sobrenaturales de los que hablan las leyendas del folklore milenario japonés.
En la historia se entrecruzan la curiosidad infantil con las prohibiciones de este mundo y de la naturaleza, así como con la necesidad de reparar el desequilibrio con un acto de nobleza.
Las distintas capas de sentido metafórico y moralejas del relato remiten al daño que le hacemos al mundo, la relación destructiva del hombre con la naturaleza, y también a los aprendizajes que llevan a la maduración entre la niñez y el estado adulto, a través de un inevitable pecado y la necesaria redención.
SEGUNDO SUEÑO: EL HUERTO DE DURAZNEROS
El tema de violar los principios de la naturaleza está presente también en el segundo sueño.
La «fiesta de la muñeca» en Japón tiene lugar en primavera, coincide con los duraznos en flor, y las muñecas que se exhiben representan a los árboles de duraznos.
Un chico descubre y siente que en la ceremonia del Festival de la Muñeca, que celebra su hermana con las amigas, falta una amiga y sale a buscarla.
Su familia ha talado todos los árboles de su huerto de durazno, y estas muñecas toman vida en tamaño gigante, toman forma humana, para reprocharle al chico de grave falta.
El chico se defiende y las bailarinas que representan a los durazneros descubren que es inocente, ven su alma pura y amante de las flores de durazno.
El colorido de las imágenes de la danza tradicional de las flores, en una representación de teatro Noh, conforman un cuadro de esplendor cinematográfico.
En este baile de los espíritus de los durazneros, las figuras se distribuyen a lo largo de las hileras de un huerto, y por la poca profundidad de campo da la sensación de ser la representación viviente de un tapiz.
Este sueño representa al Japón de principios del siglo pasado que ha cortado sus raíces culturales tradicionales y se siente invadido de una cultura extranjera, pero donde todavía se encuentra una pequeña esperanza, representada por el pequeño árbol de durazno florecido.
TERCER SUEÑO: LA TORMENTA DE NIEVE
Este sueño presenta un grupo de montañistas durante una brutal tormenta de nieve.
La tentación, bajo la forma de una hermosa joven que lo arropa, es quedarse dormido pacíficamente en la nieve y dejarse morir. El líder del grupo resiste y encuentran el campamento.
Este es un mundo en el que la naturaleza trata de superar al hombre mientras que el hombre trata de superar a la naturaleza. Es una relación de confrontación.
CUARTO SUEÑO: EL TUNEL
Este sueño es una de las peores pesadillas, representa uno de los peores traumas de Japón: la derrota en la Segunda Guerra, el sufrimiento por sus muertos y prisioneros, y el remordimiento y la culpa de los sobrevivientes.
Kurosawa la ubica al finalizar la guerra, y la centraliza en un comandante del ejército, cuyo batallón fue aniquilado.
El personaje del sueño se asoma a un túnel que representa los días oscuros. Y encuentra primero al soldado Noguchi, un soldado muerto que dice estar regresando al hogar, donde lo esperan sus padres, y luego se le presenta el batallón entero que murió bajo su mando. El director le hace expresar su culpa: «Yo sobreviví. Yo los envié a la muerte. Fue culpa mía. Podría atribuir la responsabilidad a la estupidez de la guerra. Pero no fue eso. No puedo negar mi negligencia. Mi mala conducta… Yo hubiese querido morir con ustedes. Los llaman héroes pero murieron como perros. » Y reclama patética, dolorosamente que regresen a la muerte.
Kurosawa remarca lo traumático del recuerdo de los muertos, y la inutilidad del remordimiento y la culpa de los sobrevivientes. Es su alegato antibelicista.
El protagonista les ordena regresar al túnel, pero aun queda el perro con las minas adheridas a su cuerpo. Las consecuencias traumáticas de la guerra persisten en la memoria del Japón de hoy.
QUINTO SUEÑO: CUERVOS
En este sueño un estudiante de arte se encuentra en una galería mirando pinturas de Vincent van Gogh, y después de mirar por algún tiempo, logra entrar dentro de una obra del pintor.
A partir de esta obra viaja por el mundo pictórico del artista, de Arles a Anvers sur Oise, y logra entablar una conversación con Van Gogh, interpretado por el director de cine Martin Scorsese, quien le describe el proceso creativo, el modo en que se le presenta la materia, el paisaje en su interior, se le impone como una locomotora.
Es una conversación a través de la cual Kurosawa vierte sus reflexiones sobre la actividad artística, sobre su propio proceso de creación de sus películas.
«Cuando aparece la belleza natural, me pierdo en ella. Y luego, como en un sueño, el paisaje se pinta a sí mismo para mí. Consumo este paisaje natural, lo devoro entero, completamente. Y luego, el cuadro aparece completo ante mí. Pero es tan difícil mantenerlo adentro. Trabajo, me esclavizo, me conduzco como si fuera una locomotora.»
Kurosawa identifica la faceta subjetiva de la producción artística con una locomotora.
Respecto al corte de su oreja, Kurosawa le hace decir al pintor que al pintar su autorretrato, la oreja no le salía bien, entonces se la cortó y la tiró.
El artista se aleja del estudiante y éste lo sigue hacia el final del sueño.
El estudiante llega ante un hermoso campo sembrado de trigo, al cual se queda observando y repentinamente desde dentro del campo emerge volando una gran cantidad de cuervos, contrastando el dorado del trigo con el color negro de los cuervos.
Cuando Kurosawa comenzó su carrera, quería ser pintor. Estudió Bellas Artes en su ciudad natal y llegó a ser un reconocido pintor.
En este sueño Kurosawa trabaja con artes occidentales, con música y pintura europeas, y está hablado en francés.
SEXTO SUEÑO: EL FUJIYAMA EN ROJO
En este sueño, una de las peores pesadillas, explotan las plantas nucleares.
El temor de los japoneses tiene razones fundadas (Hiroshima, Nagasaki, el desastre de Fukushima tuvo lugar en 2011, fue posterior a esta película, como si este sueño fuera una premonición).
Este tenebroso sueño muestra a un puñado de personajes desesperados frente al desastre, donde no hay salida, como en el cine catástrofe, solo que aquí Kurosawa no intenta entretener, sino que advierte sobre el peligro de la radioactividad, que lleva al fin de la vida.
La devastación nuclear amenaza con aniquilar a toda la población, evidenciando lo absurdo del avance tecnológico frente a la destrucción de la humanidad. Kurosawa denuncia las mentiras a la población y la responsabilidad de los gobernantes que toman las decisiones.
«La estupidez humana es increíble…El peligro son los errores humanos, no la planta en sí misma» dice el director.
SÉPTIMO SUEÑO: EL DEMONIO LLORÓN
En este sueño, otra pesadilla espeluznante, un desastre nuclear ha sido responsable de la mutación de seres humanos en una especie de demonios.
En una especie de mundo post desastre nuclear, la radiación produce mutaciones grotescas en las plantas y en los humanos. La naturaleza se convirtió en un basural de residuos tóxicos. No hay comida y se comen unos a otros, según los rangos.
La humanidad está pagando el precio del castigo en una vida eterna de sufrimiento. Los seres viven torturados, en el infierno del que no pueden escapar: no mueren, y esa inmortalidad es el peor castigo.
Torturados por sus pecados, deberán sufrir eternamente. Es el mundo sin reglas y los hombres viven en agonía. El único modo de liberarse es ser comido por los otros.
El demonio siente asco de sí mismo, al recordar lo destructivo de su accionar contra la naturaleza: tiraba leche al río para que no bajaran los precios, enterraba papas con una topadora.
La especulación económica propia del sistema capitalista, lleva, según la visión de Kurosawa, al descuido desmedido de la naturaleza, y a la devastación del planeta.
En un cuadro apocalíptico, que es la visión del infierno, de Kurosawa, el personaje intenta escapar y cae, rodando por la montaña, en un descenso que representa el simbolismo de la caída de la humanidad.
OCTAVO SUEÑO: LA ALDEA DE LOS MOLINOS DE AGUA
El último sueño nos lleva a un mundo post electrónico. Está ambientado en un pueblo idílico al que llega un joven. Se trata de un pueblo en el que sus habitantes decidieron vivir de una manera sencilla y ecológica, fuera de la sociedad de consumo actual. No tiene nombre, la llaman «la aldea».
El joven encuentra un anciano de 103 años que le explica que no tienen electricidad. Prefieren vivir tranquilos, tratan de vivir como antes, vivir de un modo natural, porque el hombre el parte de la naturaleza: “la noche es para ser oscura, y no para iluminarse como el día”, no como en la sociedad actual que destruyen la naturaleza, sobre todo los científicos, dice el anciano.
«La mayoría no comprende la naturaleza, solo inventan cosas que, al final, terminan haciendo infeliz a la gente. Y lo peor es que están orgullosos de los inventos. Los adora, como si fueran milagros. No lo saben, pero están perdiendo la naturaleza. No pueden ver que van a morir. Las cosas más importantes para el ser humano son el aire puro y el agua pura. Y los árboles e hierbas. Están ensuciando todo. Y consumiendo todo. Y el corazón del hombre
En esta aldea usan el mínimo de combustibles, todos naturales, y pasando el mayor tiempo celebrando la vida, pero también la muerte.
El viejo demuestra una aceptación de la naturaleza y de los ciclos vitales. Por lo que enfrenta su próxima muerte con paz y alegría. Y luego se aleja del joven, para ir al funeral de una mujer que ha muerto a los noventa y nueve años y que fue su primer amor.
La procesión alegre del funeral, una vez más con danzas tradicionales del folklore japonés, marca el modelo de cómo el ser humano puede construir un nuevo mundo basado en la sustentabilidad.
Kurosawa deja al espectador con la certeza de la muerte, pero de la muerte en paz, en un mundo feliz que apuesta por la vida.
Kurosawa se proclama en contra del estilo de vida moderno que tanto ha impactado en la sociedad japonesa tradicional.
Sueños es su legado ecologista.
Ocho años después de terminar la película Kurosawa murió a los 88 años.