Protagonizada por Julia Roberts (Anna), Clive Owen, Natalie Portman (Alice) y Jude Law (Dan), Closer es una mirada a las relaciones amorosas y de pareja en una gran ciudad ciudad.
La película es una apuesta visceral y arriesgada, y las reacciones del espectador o bien son de admiración o bien de total repulsión.
Closer habla sobre el amor pero lo hace desde una perspectiva rabiosamente antirromántica.
Probablemente por reunir a estas cuatro estrellas actorales, se ha convertido en una obra de referencia en el cine contemporáneo.
Estrenada en 2004, y dirigida por el irregular pero fascinante Mike Nichols (El graduado, A propósito de Henry), Closer es la adaptación al cine de una obra de teatro ácida, lúcida e hiriente, escrita por Patrick Marber.
La película lo es más aún.
Las dolorosas reflexiones sobre el mundo de la pareja son interesantes por el modo en que registra las sensibilidades y los nuevos hábitos y modos de relaciones contemporáneas.
Closer muestra relaciones que derivan en la destrucción o autodestrucción sentimental.
Habla de infidelidades, pero básicamente tematiza la vulnerabilidad de la pareja.
Por eso las parejas de estos personajes o el tipo de relaciones que presentan nos pueden resultar espeluznantes, pesimistas, egoístas o destructivas.
Cuatro personajes que nos pueden resultar ególatras o poco simpáticos pero que son absolutamentes reales y humanos, en una deriva a través de la seducción, la traición, el engaño, la confianza, la manipulación y la crueldad.
El egoísmo de cada miembro de las dos parejas que inician el relato es insalvable, lo que desemboca en una red de infidelidades, abandonos, y reencuentros que no hacen sino elevar el sufrimiento de los personajes. ¿Es amor lo que muestra Closer?
Porque el amor según Nichols viene y va, no es constante, y en el momento en el que no está presente las personas dan prioridad a otros instintos.
Podemos pensar que lo es o no, pero lo cierto es que muestra de forma realista (quizá un poco exagerado en ocasiones), es decir, mezclado con las miserias propias del ser humano, un modo de sensibilidad y de relacionarse del mundo de hoy.
Los personajes tienen tanta capacidad de amar como de engañar, de inspirar felicidad como de provocar un daño cruel y despiadado a quien han querido.
El relato muestra el tema de la extrañeza y la intimidad, de la extrañeza aún dentro de la intimidad.
El guión presenta un aguzado trabajo en la creación de los diálogos.
Nichols demuestra una vez más su maestría en la dirección de los intérpretes, que provoca, junto al talento individual del cuarteto estelar, unas apreciables interpretaciones.
Desde los inicios de su carrera, Nichols ya había demostrado su interés en la temática de las relaciones amorosas difíciles, un tanto extrañas, en Quien le tema a Virginia Woolf? (1966, con E. Taylor y R Burton), en El graduado (1968, con el jovencísimo Dustin Hoffman) o Conocimiento carnal (1971, con Jack Nicholson).
El escenario urbano londinense sirve de marco al movimiento de estos personajes que se van relacionando, acercándose y alejándose, a través de una gradación lánguida y pesimista.
Damien Rice canta el tema The Blower’s Daughter